En un caso similar a otros que se han venido conociendo en los últimos años la Guardia Civil ha detenido en Hospitalet de Llobregat (Barcelona) a una persona que se hacía pasar por dueño de dos agencias de modelos para conseguir fotografías de mujeres desnudas a través de Internet.
Al parecer habría engañado a más de 400 mujeres, muchas de ellas menores de edad. La investigación comenzó a partir de la denuncia de una de las víctimas, menor de edad, por medio del web de la Guardia Civil.
El detenido había creado perfiles falsos en la red social Facebook para dar credibilidad a las supuestas empresas y desde ahí ofrecer a las jóvenes participar en un cásting online para incluirlas posteriormente en el book de la agencia. En dicho casting, realizado por medio de la webcam, el individuo les pedía que posasen cada vez con menos ropa con la excusa de comprobar si sus cuerpos se ajustaban a lo que buscaba la agencia, hasta que acababan desnudándose.
Cuando el depredador había conseguido las imágenes de las víctimas sin ropa, daba un paso más y las obligaba a realizar actos obscenos ante la cámara bajo la amenaza de difundir las imágenes ya obtenidas entre los contactos de su entorno familiar y social, proceso conocido como sextorsión.
Se sospecha que además de fingir esta identidad online con varios perfiles y cuentas de correo falsos, podría haber utilizado también como cebo anuncios en distintos soportes solicitando mujeres jóvenes como chicas de acompañamiento.
La Audiencia Provincial de Cantabria impondrá una pena de cuatro años de prisión y más de 7.000 euros en multas e indemnizaciones, a un hombre que se hizo pasar por una chica de 14 años en la red social online Tuenti y convenció al menos a dos niñas, de 12 y 11 años (quienes por dicha edad no podrían ser usuarias en Tuenti), para que la enviasen fotografías en las que aparecían desnudas.
Al parecer estuvo utilizando una cuenta de Messenger y dos en Tuenti entre septiembre de 2008 y enero de 2009 para contactar con diversas niñas fingiendo ser una chica de 14 llamada Isabel.
El hombre pedía a las niñas que le enviasen fotografías en las que estuviesen desnudas o que conectasen su webcam con la excusa de que así sabría su talla y podía ayudarlas a «entrar en el mundo de la moda».
También se hacía pasar por el supuesto novio de la tal Isabel y las amenazaba si no le entregaban dichas imágenes.
Así logró que dos niñas de 12 y 11 años le remitiesen varias fotografías en las que aparecían desnudas y en el caso de la más joven, en posturas y actitudes de tipo sexual.
El acusado usó además las fotos de las menores para enviarlas a otras chicas y que les sirvieran de cebo pues mostrarían que no había nada malo si ya lo habían hecho otras niñas.
La comunidad flogger -como se denominan los usuarios de las redes sociales- define al zing como un recurso para tener popularidad; suele ser una foto propia donde el protagonista aparece con el nombre de usuario, trazado sobre su cuerpo, de quien quiere que la suba a su espacio personal o metroflog, en el caso de la red Metroflog.com.
Martha, Alininta, Tania, Liliana y montones floggers que como ellas se identifican con nombres ficticios, se hacen zing concebidos para atraer el interés de otros floggers como Kapo0, quien sólo fija un requisito: «Si tu zing es sexoso rápidamente estará en mi Metro, si tu zing es normal!!! si estará pero tardará unos días en ser subido». Entre los asiduos a Metroflog.com, el popular Kapo0 es conocido también como El Rey de los Zing, debido a la cantidad de fotografías disponibles en su metroflog, enviadas por adolescentes y jóvenes adultas que se las tomaron sólo para él.
Los floggers acuñaron, además, el verbo efear, cuyo «profundo e indiscutible significado -precisan en mensajes- es: agrégame a tus favoritos para que alcance la inmortalidad en un flog, lo único que necesitas obligatoriamente es estar ´bien buena (o)´ y posar con diminutas ropas, sin que tus padres se enteren. Nada del otro mundo».
«Estamos frente una nueva adolescencia, hay un cambio significativo porque su medio primario de información y entretenimiento es internet, y no la televisión. Algunos autores ya hablan de la primera generación de ‘nativos digitales‘; les llaman screenagers o milenaristas, y lo que afirman es que ya no podemos pensar que las generaciones XY son las más representativas del mundo contemporáneo», opina Octavio Islas Carmona, director de la Cátedra de Comunicaciones Estratégicas y Cibercultura del Tecnológico de Monterrey campus Estado de México.
¿Qué buscan?
La encuesta «Sex and Tech» («Sexo y Tecnología»), realizada por la organización The National Campaign to Prevent Teen and Unplaneed Pregnancy (Campaña Nacional para Prevenir el Embarazo Adolescente y no Planeado) entre mil 280 estadounidenses de 13 a 26 años, reveló que una de cada cinco chicas menores y uno de cada tres varones adolescentes entrevistados aceptó haber enviado fotos personales de desnudos o semidesnudos.
Se encontró también que, en general, las encuestadas buscaban obtener algo de los jóvenes a los que les enviaron las imágenes (una cita, atención, afecto, aceptación), aunque el 51% de ellas reconoció haberse sentido presionada por los muchachos para enviarles fotos y el 40% dijo que envió sus imágenes con contenido sexual «como broma». A su vez, 29% de los varones adolescentes consideró que ellas lo hicieron esperando establecer un vínculo con ellos.
Mirian Merritt, de Symantec Corporation, da rostro a estas cifras: «usualmente las jovencitas son las que envían sus fotos, confían en la gente a la que mandan sus imágenes, no reflexionan, lo consideran normal, como una expresión de amor». El riesgo, añade, son las consecuencias de algo que ellas están haciendo con naturalidad, al buscar la aceptación de los demás. Ni los jóvenes ni los padres parecen comprender lo grave que puede ser para el futuro de ellos esta práctica. «Cuando un joven sube a la red una imagen suya pierde absolutamente el control de ella y desconoce los usos que otras puede darle».
Machismo en el sexting
El Instituto de la Mujer en España publicó el estudio la Violencia de Género desde el Arte e Internet, en la revista Tecnología de la Información y Comunicación Educativas, en noviembre de 2008, según el cual, en la red se observa el fortalecimiento de estereotipos y la violencia sobre el «cuerpo» virtual que recrea a la mujer.
Por su parte, el análisis de los sitios Fotolog.com, Sexiflog.com, Metroflog.com y Sexyono.com ha permitido a Islas Carmona reflexionar sobre patrones machistas de los flogger: «Es una conducta del mundo análogo que se está repitiendo en el digital y ha ganado notoriedad y popularidad. Además, se modifica de forma silenciosa la percepción del cuerpo de los propios niños y adolescentes, la imagen que tienen de sí mismos y cómo pueden ser objeto de una calificación positiva el poder exhibirlos con toda la libertad posible».
El hecho de que las jóvenes exhiban sus cuerpos para ser evaluadas por hombres las coloca en una situación de desventaja, se convierten en víctimas grotescas del machismo, concluye.
Cerca de 73% de los jóvenes incluidos en «Sex and Tech» dijo tener conciencia de que este tipo de fotos y videos podían atraer graves consecuencias, pero que de aún así lo hicieron.
Marian Merritt cree que cuando se es joven es más factible tomar estos riesgos; «en una mente inmadura, las emociones asociadas con el hecho de conducir velozmente un automóvil o de experimentar con el sexo cuando no se tiene la edad adecuada para ello, a menudo pesan más que los peligros».
La tendencia del sexting se originó con el envío de frases erótica para luego incorporar el envío de fotos. Poco a poco fue transformándose en una moda peligorsa entre escolares y adultos chilenos.
Flora de la Barra, siquiatra infanto-adolescente de la Clínica La Condes, explica que la llegada de internet ha conducido entre los jóvenes un nuevo tipo de sexualidad furtiva y sobreerotizada, un simple deporte.
«Lo que he visto en los escolares es que las consecuencias se trasladan inmediatamente a su vida emocional, porque los jóvenes que practican esta moda, generalmente son adolescentes confundidos para quienes su único referente son la moda del momento y las redes virtuales. Son adolescentes muy solitarios», explica.
Por ello, precisa, estas prácticas sólo pueden sostenerse dentro del mundo de adultos con criterio. Por ejemplo, en el caso de una pareja, que obligados por una separación por trabajo puedan recurrir al sexting para mantener vivo el erotismo en su relación. Pero sin abusar.
El doctor Christian Thomas, director del Centro de Estudio de Sexualidad Chile (CESCh) explica: «Una foto erótica y un nick actúan como un antifaz en una fiesta: la doble vida es muy característica de los chilenos… He tenido pacientes que tienen idilios casanovescos por mucho tiempo con otras mujeres y en su vida diaria ni tocan a sus esposas. Pacientes que se masturban tres veces a la semana por chat y no han tocado a su pareja en un mes», explica.
Para los adultos, el sexting puede salvar situaciones y ayudar a erotizar a una pareja -que por falta de tiempo o distancias vaya preparando su encuentro de fin de semana.
«A veces la mujer manda a su pareja una foto que se sacó por debajo de la falda y él en respuesta le muestra el pecho o sus genitales y van potenciando una relación erótica. Sólo hay que tener cuidado que esas fotos no caigan en otras manos como algunas veces ocurre y con muy mal resultado», advierte.
Alexito, en el messenger, tiene de 19 años (…) Estudia Ingeniería Comercial en una universidad privada y confiesa que no tiene novia, pero sí sexo ocasional.
Según él, graba todos los encuentros. Vive pendiente de su teléfono. En la sala de clases sostiene con una mano el celular y con la otra escribe la materia.
Llega a mandar hasta treinta mensajes de texto diarios. Confiesa que tiene el registro de todas sus parejas sexuales.
Explica que esta técnica la utiliza para perfeccionarse en el sexo: su propio corto pornográfico que repasa una y otra vez para ver si falla en los movimientos mientras satisface a una chica. Pero el contenido de su celular siempre, siempre lo revela a sus amigos.
Alex confiesa que graba sin consulta previa y que las niñas-víctimas abandonan la cama sin saber que quedaron inmortalizadas en su teléfono.
Paulo Pereira, subcomisario de la Brigada de Cibercrimen de Investigaciones, señala que esta moda entre los escolares chilenos empezó hace un par de años y puede viajar de la forma más naif: la niñita que se hace una foto en tanga para el pololo del colegio y cae en otras manos.
«Por ejemplo, ¿qué pasa si le toman una foto a un escolar en el camarín de su colegio y ésta se empieza a distribuir entre sus compañeros? Estos casos se transforman en bullying porque se está provocando un menoscabo hacia el niño, y si sumado a eso el niño posa para la foto, esta imagen pasa a ser inmediatamente material pornográfico infantil», aclara.
Toothing: Este procedimiento consiste en dejar el bluetooth encendido para ver quiénes están conectados a menos de diez metros de distancia. Se dice que en España e Inglaterra aún es usada esta técnica poco conocida para encontrar fugaces parejas sexuales.
Upskirting: Fotografiar debajo de las faldas de las mujeres en lugares públicos para luego publicar y hasta intercambiar las imágenes con verdaderos adeptos al voyeurismo. Es una moda que roza con la pornografía infantil cuando se capturan las imágenes de escolares. La inescrupulosa moda se originó en países como Japón, Estados Unidos y España y ya ha llegado a Chile.