En los últimos meses se han dado a conocer diversos estudios en el Reino Unido que ofrecen una perspectiva actualizada del alcance del sexting en dicho país. Ofrecemos aquí un resumen de los mismos:
Según el Child Exploitation and Online Protection Centre británico, el 38% de los chicos entre 11 y 17 años han recibido mensajes de móvil o de correo electrónico con contenido sexual explícito y el 70% conocían al remitente.
El 10% de los que envían SMS sexuales se ha equivocado alguna vez de destinatario. El estudio realizado en el Reino Unido destaca que casi la mitad de los adultos británicos habrían mandando este tipo de mensajes alguna vez en su vida.
Agentes de policía que vigilan las redes de pornografía infantil online han detectado desde finales de 2010 un incremento en las autofotos (y vídeos) que son robadas y terminan en estos círculos. Según el CEOP británico, existen miles de horas de grabaciones indecentes de webcam de chicas británicas que han terminado en webs de este tipo.
Según un estudio realizado entre chicas de 14 y 15 años, el 40% no veían nada malo en sacarse una foto en topless, y 1 de cada 6 (16,7%) no consideraba inapropiado posar completamente desnuda para otras personas. El 30% de las chicas que han recibido un mensaje de sexting reconocen que no sabían quién era la persona que se lo había enviado.
Desde el Oldham Safeguarding Children’s Board (Manchester) afirman que de media 2 colegios por semana del área del Gran Manchester (2,6 millones de habitantes) acuden a ellos para pedir ayuda con problemas relacionados con el sexting y que la cifra va aumentando. Entre estos casos ya han comenzado a detectar los primeros en escuelas de Primaria.
Los próximos días 19 y 20 de abril se celebrará en Río de Janeiro un encuentro internacional bajo el título E.S.S.E. MUNDO DIGITAL en el que se presentarán por parte de especialistas de varios países cuestiones como el tecnoestrés y la adicción a Internet; el ciberbullying, el sexting y el grooming; los abusos y la explotación sexuales, la pornogrfía infantil y la pedofilia online; la escuela y educación digitales; los problemas médicos, beneficios y usos terapéuticos de las TIC; los ciberdelitos; las redes sociales; la telemedicina; los derechos humanos y la seguridad en Internet; ética y valores en la Era Digital.
La conferencia de apertura se realizará por medio de videoconferencia y correrá a cargo del Dr. Michael Rich de la Universidad de Harvard desde Río y de la Dra. Regina Ungerer de la OMS desde Ginebra.
El encuentro está dirigido a profesionales de las áreas de la salud, la educación, las TIC, el derecho y otros interesados, y contará con una exposición de posters sobre las cuestiones tratadas en el evento y con servicio de traducción simultánea.
El Ayuntamiento de Catarroja ha organizado para el próximo martes 27 de marzo, a las 18.30 horas, una jornada bajo el título Fomento del uso seguro y saludable de Internet por parte de nuestros hijos. La actividad, desarrollada por la UPCCA de Catarroja con la colaboración del IES Berenguer Dalmau de Catarroja a través de su AMPA, tendrá lugar en la Casa de la Cultura de la localidad y correrá a cargo de los responsables de PantallasAmigas.
La jornada que tendrá lugar en la Casa de la Cultura está principalmente dirigida a alumnos de 2º, 3º y 4º de la ESO pero va también dirigida a padres y madres de los jóvenes y público en general.
El objetivo de esta charla es proporcionar a menores y adultos una referencia clara de cuáles son las oportunidades que nos brindan y qué riesgos pueden presentarse al usar las nuevas tecnologías, así como las medidas para evitarlos o minimizar sus consecuencias. La charla abordará temas de actualidad que pueden llegar a afectar a los jóvenes y qué hacer en caso de que surjan este tipo de problemas:
Stefanie Dickinson, de 37 años y miembro del Consejo Escolar de Ellicott (Colorado, EE. UU.) en el cual ostenta el cargo de tesorera, ha sido detenida bajo la acusación de haber enviado mensajes de tipo sexual a un amigo de su hijo, de 14 años, lo cual está castigado por la ley anti-grooming.
Al parecer el muchacho había estado de vacaciones con la familia de Dickinson y ella le pidió su número de móvil para enviarle fotos del viaje. Una semana después, según ha declarado el joven, comenzó a enviarle mensajes de contenido sexual. En su opinión ella intentaba encontrarse con él para mantener relaciones sexuales.
El caso se descubrió tras apreciar la hermana del chico que la mujer lo abrazaba y hablaba a menudo con él en el instituto y en los entrenamientos deportivos a los que asistía. Su sospecha la llevó a revisar el teléfono de su hermano, y a contar a sus padres los mensajes que encontró en él.
Cuando la australiana Zoey (nombre ficticio) comenzó en el instituto con 13 años —chica guapa, inteligente y deportista— comenzó también sus primeros flirteos adolescentes. Empezó a enviar SMS a un chico un año mayor que había conocido en verano, y que era uno de los chicos más guays.
Una noche el chico le mandó a Zoey un SMS con una petición inesperada: «Mándame una foto». Zoey le preguntó a qué quería que le tomase la foto. «Quítate la ropa», le contestó. Ella no respondió entonces pero el chico continuó acosándola con sus peticiones justificándose con que «todo el mundo lo hace», «no seas estrecha», etc. hasta que una noche ella entró con el teléfonos en el cuarto de baño de su casa, se desvistió y se sacó una foto de cuello para abajo en el espejo. Unos segundos después dio a Enviar y él tuvo su foto.
Al de unos días ella tuvo el convencimiento de que el chico había compartido la foto: cuando ella pasaba por el comedor escolar notaba la mirada del grupito de amigos del chico. Pronto comenzó a recibir mensajes de otros chicos pidiéndole fotos. Ahora con 15 años Zoey recuerda: «Pasé por el mismo proceso de nuevo con otros dos chicos». «Yo sólo quería hacer amigos y ser popular, y pensaba de verdad que si accedía ellos serían mis amigos.»
Meses después, cuando las sonrisitas en el insituto fueron demasiado para soportar en solitario, Zoey se derrumbó llorando en casa y sus padres lo descubrieron. Se sintieron fracasados al ver que las estrategias con que habían educado a su hija para ser capaz de resistir las manipulaciones de los chicos, habían fallado.
Nina Funnell, investigadora que trabaja en un libro sobre el cortejo entre adolescentes, se ha encontrado con muchos casos como el de Zoey y afirma que muchas de estas niñas acaban siendo etiquetadas de putas una vez que las imágenes se difunden víricamente. Y advierte de que otras chicas son a menudo cómplices en esa retrasmisión del sexting y que hay otras que incluso están orgullosas de producirlo y no comprenden por qué les preocupa a padres y profesores/as. Asegura que es de ingenuos pensar que las chicas sólo envían fotos de sexting presionadas o tan siquiera requeridas por los chicos. Algunas chicas estudian incluso con detalle la elaboración de las fotos, metiendo barriga o resaltando bien sus pechos. Funnel habla de casos de chicos que se han sentido intimidados por recibir en su móvil fotos de chicas que no habían solicitado en absoluto: esto les resulta especialmente molesto a los chicos más jovencitos.
Funnel advierte de que pese a que el término sexting es el usado por los medios, no lo usan los propios chicos [Nota de PantallasAmigas: al menos, en Australia], que simplemente se refieren a las fotos como imágenes sexys, y que a menudo son parte de una secuencia de mensajes para ligar o entre novios, que no tiene relación alguna con el ciberbullying. Esta realidad les resulta dura de aceptar a muchos padres, madres y docentes y los adolescentes son muy conscientes de esta visión tan diferente, que lleva a algunos a tener un móvil y una cuenta en las redes sociales, que sus padres no conocen ni controlan y que usan para el sexting.
La investigación de Funnell ha revelado que los adolescentes homosexuales practican mucho el sexting, y aunque para los chicos heterosexuales tampoco es raro mandar sus fotos a las chicas, en este caso es poco frecuente que se reenvíen víricamente: Funnel lo explica por el miedo a que alguien descubra en el móvil de un chico la foto de otro chico desnudo y lo acuse de gay.
Para la expolicía Susan McLean a los padres les resulta difícil de aceptar que sus hijos/as hagan sexting, porque piensan que eso es sólo cosa de las guarrillas de la clase. McLean identifica varios escenarios en los que las adolescentes producen sexting, un acto mucho menos común que el reenvío, según afirma:
Casos de presión de un novio/ligue/amigo como el de Zoey.
Chicas que se lo mandan a su novio «porque le quiero».
Fotos sacadas durante la habitual desinhibición etílica en fiestas-borracheras.
El impacto socioemocional de la difusión suele ser devastador para las chicas, equivalente a un «suicidio social», según McLean. Aquí también funciona la doble moral sexista: las chicas que hacen sexting son unas guarras, y los chicos, unos sementales. En su opinión la gran disponibilidad de porno en Internet, la cultura de las celebridades, el modelo en boga de mujer sexualmente segura y agresiva y la táctica de que «si tú no me pones la webcam, otra lo hará», contribuyen a normalizar el sexting entre las chicas. La psicóloga a la que acudió la familia de Zoey había atendido en 6 meses a 4 chicas de entre 12 y 15 años por casos diferentes de sexting.
Según los psicólogos adolescentes la presión de los pares entre los adolescentes es hoy día mayor que nunca. Los teléfonos móviles e Internet han hecho que esté presente 24 h al día los 7 días de la semana, y que no dé tregua.
Según el exprofesor Tony Richards, el problema con el sexting es para los chicos que son ahora adolescentes, pues los que están ahora en primaria ya están comenzando a ser educados acerca de estos riesgos y en las consecuencias legales del sexting, p.ej. porque las escuelas «están despertando».
Echando la vista atrás, Zoey se pregunta cómo fue posible pasar en cuestión de pocos meses de ser una alumna modelo de educación primaria, a ser una adolescente que mandaba fotos de sí misma desnuda a los chicos. Ella y su madre desearían que alguien las hubiese prevenido acerca del sexting antes de empezar el instituto y de haber tenido su primer teléfono celular.